sábado, 14 de noviembre de 2009

Análisis de los beneficios y perjuicios ocasionados a los impresos de la isla por la constitución de Cádiz

Análisis de los beneficios y perjuicios ocasionados a los impresos de la isla por la constitución de Cádiz

Es realmente interesante ver como la libertad de prensa, anteriormente llamada libertad de imprenta, ha ido evolucionando en las diferentes constituciones proclamadas a lo largo de la historia de España. Igualmente resulta relevante esa distinción entre imprenta y prensa; ya el mismo sustantivo indica que en un principio la libertad de prensa ni siquiera era tenida en cuenta, puesto que la preocupación de los poderes era, sobre todo, el papel impreso, independientemente del género que contuviera.
·        La libertad de prensa de hoy tiene sus precedentes en la Constitución de 1812
·        Cuando se declara la guerra a Francia, cualquier decreto represor de prensa queda directamente anulado
Ciertamente, los reyes en España han tenido siempre un interés muy acentuado en el control de la prensa y las imprentas, ya que incluso hace varios cientos de años era evidente que mediante los ‘papeles’ se podía dominar a una masa. Ese dominio fue creciendo conforme el número de personas analfabetas fue decreciendo, con lo que podemos ver en ese mismo parámetro la evolución desde los primeros libelos hasta los posteriores diarios o más bien revistas, como el Mercurio Histórico Político o la Gaceta de Madrid.
Los reyes han tenido siempre un interés muy acentuado en el control de la prensa y las imprentas
La proliferación de las gacetas desde el siglo XV hasta la Constitución de la que hablamos fue imparable. Con o sin la aquiescencia de los monarcas, el número de papeles aumentó sin freno, dejándose llevar por las tendencias políticas de cada momento, bien a favor, cuando contaban con subvenciones estatales, o bien en contra, que era casi siempre y que además era una actitud perseguida con gran fiereza por parte de los gobernantes y de sus armas en esta lucha, los censores.
A través de los años, la prensa en España se fue afrancesando, sobre todo en los años de la Ilustración, que acabaron desembocando en la ya sobradamente conocida Guerra de la Independencia de 1808. Realmente, cuando se declara la guerra a Francia, cualquier decreto represor de prensa queda directamente anulado, con lo cual entramos de lleno en lo que muchos autores y estudiosos de la historia del periodismo español han dado en llamar un siglo de libertad de prensa total. Finalmente en febrero de 1812 se empieza a preparar el camino de lo que será el artículo 371 de la futura Constitución. Esto se traduce en la creación de algunos decretos y censuras para evitar el descontrol en las publicaciones.
Aún así, el crecimiento fue veloz, aunque de baja calidad por supuesto, ya que surgen periódicos en zonas en las que incluso ni siquiera había habido antes un movimiento de pasquines o libelos ilegales. Pero de todo esto interesa principalmente la distinción de dos vertientes ideológicas que nacen: la prensa liberal y la prensa política absolutista. Al mismo tiempo, los investigadores, o al menos algunos de ellos, hablan igualmente de una Prensa Nacional, ya sea de una tendencia ideológica o de otra, que engloba todo lo existente en este siglo XIX.
Este tipo de periodismo masivo aportó cosas buenas, como por ejemplo el nivel de compromiso de los participantes en estos ‘papeles’. La difusión de la literatura o de las innovaciones científicas también fue muy importante. Pero por otra parte, el mismo descontrol del nacimiento de más y más periódicos generó un periodismo de mala calidad, ya que los creadores, en muchos casos, fueron muy extremos en sus planteamientos, con lo que como redactores dejaban mucho que desear.
Todas estas evoluciones, producidas a gran velocidad a lo largo de este “siglo por excelencia del periodismo español” han seguido elevando la importancia de la libertad de prensa en las diferentes constituciones, decretos y reformas, hasta el día de hoy, en el que, en la mayoría de los países del mundo, se goza de unas libertades casi totales, aunque, como en todo, siempre hay excepciones.
En algunos casos cercanos, dolorosas excepciones, acompañando a la censura actos tan viles como la incautación de materiales, el secuestro de publicaciones o incluso agresiones físicas a los periodistas enviados a zonas en conflicto.
A pesar de estos puntos negros en algunos países, lo cierto es que el periodismo en la actualidad goza de unos privilegios que tienen su origen en las primeras revoluciones de la prensa del siglo XIX y, sobre todo, en las primeras proclamas de la Constitución de 1812, que si bien no fue excesivamente liberal, dado el poco acompañamiento que tuvo por parte de la España absolutista en general, sí que sentó el precedente para futuras revisiones y posteriores aboliciones de censuras y jueces de imprenta
El elemento que abonó el terreno para el debate, fue la libertad de imprenta  establecida brevemente en España por la constitución de Cádiz, en 1812, luego de eso los impresos se convirtieron en una oportunidad para ejercer dicha libertad para ventilar diferentes proyectos y aspiraciones, y hacerse escuchar por las autoridades y presionarlas. Gracias a esto se abrió la posibilidad de exponer públicamente las inquietudes a determinados temas, presentar y analizar sucesos políticos nacionales y extranjeros, en particular aquellos que tenían repercusiones en la organización país y en la integración de la nueva constitución. 
Detrás de muchos impresos hubo todo tipo de autor con grandes facultades para enredarse en discusiones. Diputados, hombres del gobierno, comerciantes y letrados en general los utilizaron para manifestarse, escudados tras el anonimato e incluso estando en prisión. Los interesados en el poder vieron en ellos una plataforma de discusión idónea para señalar lo que a su parecer constituía la forma ideal de gobierno.

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